Un órgano es un instrumento musical de teclado. Los sonidos se generan haciendo pasar aire por tubos de diferentes longitudes (desde pocos milímetros hasta varios metros). Se clasifica como instrumento de viento o aerófono en la categoría instrumentos de teclado y también dentro de la subcategoría aire insuflado, junto al acordeón y al armonio.
Consta de diferentes registros o sonidos, cuyo timbre dependerá de la forma, tamaño, material o mecanismo de producción del sonido. Se maneja mediante uno o más teclados para tocar con las manos, y otro consistente en unos pedales en la parte inferior. Los distintos registros se accionan mediante unas palancas o botones al alcance de la mano de quien toca el instrumento.
En el pasado, el aire se suministraba por medio de unos fuelles movidos a mano. Actualmente, también se suministra mediante compresores.
El órgano se toca con manos y pies, lo cual hace recomendable el estudio de otros instrumentos de teclado para poder pasar a su estudio como instrumento.
El órgano tubular tiene su origen en Grecia por el antiguo inventor Ctesibio quien ideó diversos artilugios que funcionaban con agua y aire, tal es el caso del hydraulis. El órgano fue conocido por los romanos y se adoptó por la Iglesia Católica Romana y otras iglesias como acompañamiento a los servicios religiosos en el siglo VII.
A lo largo de la historia, los órganos han sido
* portátiles y fijos, según estén o no dispuestos de suyo para ser trasladados.
* hidráulicos o neumáticos, según sea que el aire se genere por la tensión o presión de agua (fría o caliente), o bien por fuelles manuales o eléctricos (que es el sistema actualmente en uso).
Después de la época barroca y de la muerte de los grandes compositores nacionales del periodo entre 1706 y 1750, el órgano entró en decadencia en el papel de la música de concierto, donde la indiferencia de los grandes compositores hace que se le reserve casi exclusivamente para música religiosa. En el periodo clásico, Mozart y Haydn solo componían apenas unas sonatas y fantasías el primero, y el segundo, conciertos para órgano. Beethoven, por su parte, ignoraba el instrumento.
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